jueves, 20 de octubre de 2011

El DORADO


Después de que Colón descubriera América en el 1492, hubo muchas expediciones, cuya finalidad era encontrar "El Dorado".
Nuño iba en una de ellas, capitaneada por el general Rodríguez.
Nuño tenía 17 años,  el pelo rubio y ojos azules. Llevaba una vestimenta vieja y sucia, en la que  había algunos trozos con manchas de sangre,  huellas de heridas de caídas y de algunas plantas espinosas.
Llevaban días sin comer, así que el general Rodríguez llamó a Nuño y a Arturo, un soldado de la armada española:
-¡Id a buscar comida!- ordenó el general.
-!A la orden!- contestaron al unísono.
Se adentraron en la selva, donde había millones de mosquitos y grandes animales. Tras cruzar el río, llegaron a un pequeño poblado misterioso, pues cuando entraron en el territorio de la tribu, Nuño vio un trozo de harapo que brillaba en el suelo.
Mientras Arturo hablaba con el jefe - un hombre alto y delgado que milagrosamente sabía hablar español-, Nuño siguió dándole vueltas a su hallazgo hasta que, sorprendido, pensó:
-¡Es de oro!
El jefe se dió cuenta de lo que Nuño había descubierto y rápidamente le prestó comida y agua a Arturo, y le dijo que no volviera nunca más. Después se dirigió a Nuño y le dijo:
-¡Sí, este es "El Dorado" y ahora tú debes cuidar el secreto!

Juanjo L.R.

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